El nombre LED corresponde a las siglas Light Emitting Diode (Diodo Emisor de Luz), una fuente de luz bassada en un dispositivo (didodo) semiconductor que permite el flujo de la corriente en una dirección convirtiendo en luz la corriente eléctrica de bajo voltaje al pasar por un chip (electroluminiscencia).
La tonalidad es muy importante para crear una atmósfera adecuada según el uso de la zona a iluminar, si queremos que sea de más confort (blanco amarillento), frescura (blanco azulado) o de que tengamos que tener una reproducción cromática neutra (color blanco), sin olvidar las preferencias de quien en definitiva debe usarla.
La tecnología LED es un sistema de iluminación duradero, de bajo consumo, muy bajo voltaje, flexible y ecológico.
Los LEDs generan luz de un modo muy eficiente, con pérdidas mínimas en forma de calor (otras fuentes de iluminación tradicionales como la incandescencia consumen más energía que la luz que generan, debido a que gran parte de la energía se consume en forma de calor).
Como resultado de esta mayor eficiencia, las luces LED necesitan menos energía para conseguir la misma iluminación, con ahorros que pueden llegar al 85%.
Además los LEDs no contienen mercurio u otros materiales tóxicos, contaminantes o radioactivos.